Una Vieja Magia
Esa ex hacienda, esa ex hacienda que cada vez que
la veo me produce un sentimiento de alegría y felicidad al saber que estoy cada
vez más cerca de llegar a mi destino, el lugar de mis aventuras y de tristes y
muy felices momentos para mí.
Ese gran y mágico espacio abandonado que me hace
imaginar una interesante y libre vida abrazada por esas paredes viejas y por
ese campo fresco y que nunca pasa de moda.
Esa incertidumbre que cada vez que paso por ese
lugar invade mi mente despertando un desconcierto de por qué abandonar el lugar
que cobijó tus sueños y esperanzas y siempre estuvo para ti en las buenas y en
las malas.
A la vez siento desconfianza, qué fue lo que pasó
para que esa casa quedara así, tal vez fue el mismo infierno para alguna persona.
Ese lugar mágico irá envejeciendo cada vez más,
pues el tiempo no se apiadará de él, ni de mí.
Dianira Saucedo
Martínez
Carta a mis Nietos(a)
Durango, Dgo., 7 de
febrero del 2013
Queridos nietos(a):
Antes que nada quiero decirles que ustedes son muy
especiales e importantes para mí.
Se le hará un poco extraño el que esta hoja tenga
pedacitos de plantas, y pues sí, esto que ustedes ven aquí son pequeñísimos pedazos de grandes
árboles y plantitas frescas las que un día me permitieron respirar y vivir
muchos años, llenos de aventuras, felicidad y tristezas.
Los árboles eran grandes, verdes y frondosos, que
perdían sus hojas en otoño y volvían a florecer en primavera.
Algunos nos daban frutos y todos nos brindaban
oxígeno limpio. La flor más grande y blanca que ven aquí adornó alguna vez mi
cabello y el árbol al que perteneció la hoja más grande, de
él me alimenté.
Quiero pedirles una disculpa por no haber cuidado y
protegido su actual hogar y que ahora sean ustedes los que tengan que pagar por
ello.
Cuídense y cuiden su hogar, ahora está en sus
manos, no cometan el mismo error que yo.
¡Sean felices y disfruten su vida!
Los quiere su
abuelita.
Dianira Saucedo
Martínez.
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